El pasado 22 de febrero tuvo lugar el fatídico incendio que afectó a todos los hogares y vecinos de los edificios Poeta Rafael Alberti, 2, en el barrio de Campanar (València). 138 apartamentos ardieron en menos de 50 minutos. Una tragedia de la que seguimos sin tener respuesta a muchas preguntas.
El incendio comenzó a las 17:30 horas, cuando las llamas aparecieron en el balcón del apartamento número 86, en la octava planta de la torre más alta, en la parte de la fachada que corresponde con la ventana que comunica el balcón y la cocina. A las 17:40h, llegaron los primeros efectivos. A partir de ese momento, las llamas que se dirigían hacia la derecha de la fachada, cambian de dirección por las fuertes rachas de viento. A las 17:51h el fuego se propaga verticalmente: hacia arriba, ya que el aire caliente es menos denso que el aire frío; y hacia abajo, porque se desprenden fragmentos ardiendo. El fuego comienza a adentrarse en todas nuestras viviendas a través de las ventanas y puertas de los balcones, ya que las altas temperaturas rompen los cristales.
A las 18:22 horas, el fuego pasa al edificio de menos altura a través del techo de la zona de servicios. Los elementos incandescentes desprendidos del primer edificio y arrastrados por el poniente, contribuyen a la propagación de las llamas hacia la segunda torre, donde se genera un segundo foco. La continua caída de estos restos incandescentes hace que se generen llamas a nivel de la entreplanta. El fuego progresa a nivel bajo, pero las plantas inferiores, que corresponden a comercios, quedan salvaguardadas. Son las únicas que sobreviven.
Tras unas horas angustiosas donde el miedo, la incertidumbre y la desesperación nos acompañaba, los bomberos consiguieron controlar el incendio. El 23 de febrero, la policía entró al edificio donde aparecieron 10 víctimas mortales.
El informe de la policía científica
Después de obtener la autorización de los bomberos, los investigadores han evaluado el estado exterior de nuestros edificios. El informe revela que todas las fachadas han sufrido daños generalizados por fuego, con desprendimiento de los paneles de aluminio. Solo se salvaron las partes inferiores correspondientes a la planta baja y la entreplanta.
En las cubiertas del edificio más bajo se observa claramente el daño causado por las llamas. La cubierta más plana presenta mayor afectación por calor en la zona cercana a la fachada sur, mientras que la cubierta inclinada muestra daños tanto por calor como por fuego y humo en la misma área. El fuego se propagó a través de las terrazas y salió por las ventanas.
Una vez en el interior, los especialistas encontraron un alto grado de destrucción en ambos edificios, afectando tanto el mobiliario como las paredes. La mayoría de las viviendas han quedado prácticamente diáfanas, incluido el apartamento 86, que sufrió los mismos desperfectos.
Desde un primer momento, todo apuntaba a que el incendio se había originado en la cocina de este piso, lo cual fue confirmado por el informe. La cocina es la estancia con más daños, incluyendo la destrucción de las paredes, los elementos metálicos del techo y las bovedillas de hormigón.
Tras la reconstrucción de la cocina y los análisis detallados de todos los elementos, los inspectores de la policía científica concluyen que el origen del fuego fue la nevera, principalmente en la parte posterior.
En APROICAM estamos trabajando para volver a nuestro hogar. Queremos reconstruir el edificio y vivir en nuestros pisos, en nuestros hogares, en el entorno donde habíamos decidido construir nuestra vida.
Fuente: Las Provincias